Comentario Critico de la obra Noches blancas
¡Dios mío! ¡Todo un minuto de felicidad! ¿Acaso es poco para toda una vida humana? (p. 122)
No todo lo que el lector coge en sus manos le place plenamente. Muchas veces cogemos obras por leer algo diferente. O bien nos toca leer un libro que un amigo nos regala. Lo cierto es que a veces erramos en nuestras elecciones y acabamos defraudados. Para salvar ese momento en el que el desaliento puede con nosotros, y que nos quita las ganas de seguir leyendo, está un tipo de obras que son como esos amigos que nunca nos fallan: los clásicos. Y eso es lo que me ha ocurrido después de dos intentos fallidos. Y como acaba de salir una nueva obra de Nórdica, de esos bellos libros ilustrados que sólo por su edición apetece hincarle el diente, a él me he ido. Se trata de Noches blancas, del gran maestro Fiódor Dóstoieski, que he devorado con calma contenida, después de tenerlo casi en el olvido.
Noches blancas, para los que aún no lo hayan leído, trata de un encuentro fortuito que tiene lugar una de esas noches veraniegas en las que casi no se pone el sol en Rusia, concretamente en San Petersburgo. El narrador, vagando por la ciudad, la cual conoce a la perfección, se encuentra con una joven que llora desconsoladamente agarrada a la barandilla de un puente. Conversa con ella y le comenta que nunca ha estado enamorado de ninguna mujer, de hecho nunca ha estado con ninguna mujer. Ella le comenta que esperaba a un joven del cual estaba enamorada. Y de ese fortuito encuentro que durará tres noches más nace una amistad que no siempre es correspondida en la misma medida.
Y te preguntas: “¿Dónde están tus sueños?”. Y meneas la cabeza y te dices: “¡Qué rápido pasan los años!”. Y de nuevo te preguntas: “¿Y qué has hecho con tus años? ¿Dónde has enterrado tu mejor época? ¿Has o no vivido?. Mira -te dices-, mira, en el mundo empieza a hacer frío”. Y pasarán más años, y con ellos vendrá la lóbrega soledad, vendrá la temblorosa vejez con un bastón y, con ellos, la melancolía y el desaliento. (p. 59)
La breve novela Noches blancas es un prodigio de obra que nos sumerge de lleno en el estado de ánimo de los protagonistas de ella, un joven pobre, pero con un empleo, y que vive con una criada, y Nástenka, joven mujer que vive en la casa de su abuela, una mujer ciega y desconfiada que la ha tenido atada a su vida, material y espiritualmente. La grandeza de la obra radica en la inusual belleza de diálogos entre estos dos personajes. El narrador, persona que vive en su mundo de sueños y que desea materializar en algún momento de su vida, ofrece una nueva vida a esa chica dubitativa que nunca acaba de decidirse, Poco más se debe de contar de esta impresionante novela que, aseguro, se leerá más de una vez en la vida de un buen lector. La edición de Nórdica aporta unas sobrias y coloridas ilustraciones de Nicolai Troshinsky que dan un valor añadido a esta obra, publicada con una generosa y cómoda tipografía y en un formato muy especial y cómodo, además de una muy correcta y actualizada traducción de Marta Sánchez-Nieves hecha expresamente para esta edición.
Fiódor Dostoievski (Moscú, 1821 – San Petersburgo, 1881). Novelista ruso. Educado por su padre, un médico de carácter despótico y brutal, encontró protección y cariño en su madre, que murió prematuramente. Al quedar viudo, el padre se entregó al alcohol, y envió finalmente a su hijo a la Escuela de Ingenieros de San Petersburgo, lo que no impidió que el joven Dostoievski se apasionara por la literatura y empezara a desarrollar sus cualidades de escritor. En 1849 fue condenado a muerte por su colaboración con determinados grupos liberales y revolucionarios. Tras largo tiempo en Tver, recibió autorización para regresar a San Petersburgo, donde no encontró a ninguno de sus antiguos amigos, ni eco alguno de su fama. Su obra, aunque escrita en el siglo XIX, refleja también al hombre y la sociedad contemporánea.
Nicolai Troshinsky (Moscú, 1985). Nacido en Moscú en 1985. Estudió ilustración en Madrid y más tarde asistió a cursos intensivos con Józef Wilkon y Linda Wolfsgruber en Italia. En 2009 terminó sus estudios de realización de cine de animación en la escuela francesa «La Poudrière». Desde 2006 lleva realizando proyectos de literatura infantil y juvenil, principalmente con editoriales españolas y en ocasiones siendo también autor del texto. En 2013 realiza el cortometraje de animación Astigmatismo que le merece numerosos premios y menciones en festivales internacionales. Desde 2010 realiza también una actividad paralela como diseñador de videojuegos experimentales.
La edición de Noches blancas de Nórdica es una joya que no ha de faltar en ninguna biblioteca que se precie. Una obra que gustará a todo tipo de público; reconfortará a los adultos con su relectura y descubrirá a los jóvenes la potencia de los clásicos.
KARLA SUZETTY SERRATO ODAR
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